domingo, febrero 17, 2008

Tazón rojo

Es increíble cómo a veces la mente hace conexiones de la nada.
A veces sucede que en actos tan simples y triviales, como lavar loza, uno se desprende de la realidad inmediata y eleva los pies para trasladarse a un pasado lejano. O a veces no tan lejano.

En interminables cámaras y pasadizos, como en una especie de mazmorra medieval, nuestra memoria va almacenando millones de recuerdos con algunas etiquetas que de vez en cuando hacen que podamos evocarlos.

Y de pronto me sentí más joven, mi cabello era más claro, yo estaba usando otra ropa y sonreía. Era feliz. O al menos así me sentía. Y las tareas tediosas y que odio realizar se me antojaban una muestra de amor que, pensaba yo, era vista por él.

Olía a mar, a playa, a humedad y arena. Y si estiraba el cuello era capaz de ver cómo reventaban las olas, no demasiado lejos de la ventana. Pero mi atención en ese instante estaba con el tazón que estaba entre mis manos. Me acordé de las pequeñas peleas que siempre se generaban por las tareas domésticas que sólo yo realizaba, y alguna que otra conversación nocturna en donde nos sentábamos frente al sofá con un tazón de sopa a ver televisión, hasta que, exhausto, Jaime se dormía a mi lado, y cuando terminaba la programación lo despertaba suavemente y lo guiaba para acostarse.

Compré tres tazones: el rojo para Jaime, el verde para él y el azul para mí. Siempre estaban sucios el rojo y el azul. El verde permanecía suspirando dentro del mueble esperando por ser usado. Y él no venía. Siempre estábamos Jaime y yo, de noche con nuestros tazones, pues él no volvía.

Las olas pasaban y terminaron alejándose. Jaime y yo nos separamos, y sobre él no supe más, desapareció como un cadáver en la arena. Terminaron por quebrarse los tazones verde y azul, uno por el desuso y el otro por el abuso. Y es increíble como ahora, después de tanto tiempo, recuerdo todo esto al tener nuevamente entre mis manos y bañado con la espuma del detergente al único sobreviviente de esos felices días: el tazón rojo, que ahora yo uso.

1 comentarios:

Barbara dijo...

Que lindo...me encantó =)