martes, mayo 27, 2008

Guerra perdida

Hay días como hoy en que me gustaría gritarle mi odio a la gente
y romperles los tímpanos con mis clamores lacrimosos
pero sigo en silencio.
Y prefiero callar, y ya ni siquiera llorar.
Sino que el silencio... y vaciar mi mente en una lectura entretenida
y así olvidarme del conflicto.
Porque en mi interior la batalla no tiene tregua,
por más que yo no quiera presenciarla.
Y no hay banderas blancas, ni tampoco tratados de paz.
A veces el corazón gana terreno, pero al día siguiente
mi mente ha conquistado un nuevo sitio.
De esta forma la pugna sigue, a veces lenta, silenciosa,
envuelta en sombras... pero ahí están los cadáveres:
resultado de una guerra silenciosa, estúpida y perdida.
Porque lo triste del asunto es que ya sé cuál es el resultado, y sin embargo no lo quiero...
Tal vez, un día en que me encuentre aplastada por la realidad,
cuando aparezca frente a mí y ya no haya forma de negar que he perdido la batalla
Tal vez, sólo tal vez me rinda y pueda volver a casa.

miércoles, mayo 21, 2008

Vete. Quédate.

No me sigas porque tus pasos se perderán en la arena del tiempo
y tus huellas serán borradas por el viento de los recuerdos.
No llames porque son más ruidosas las bocinas de la ciudad
y aunque quisiera no soy capaz de escuchar tu voz.

Sin embargo quédate. No sé por qué, pero te necesito.
Quizá como consuelo. Por evadir la soledad.
O para apartar los fantasmas que nublan mi alma.

Es mejor que me olvides y borres mis señas, que te alejes,
que cambies el rumbo y emprendas tu vida.
Sin embargo... ¿me perdonarás si te pido que no me dejes?
Si permaneces conmigo no te prometo nada,
pero si sé que te marchas arriesgaría mi mundo para impedirlo.
¿Quién podría ayudarme a saber lo que contigo me ata?
Por mi bien te quiero cerca. Por tu bien te deseo lejos.
Apostemos y veamos quién gana:
mi egoísmo o mi cariño.

martes, mayo 20, 2008

Llueve

No supe cómo evitarlo:
de pronto sobre mí cayó, como una sombra, la tristeza.
Quizá por las nubes, o por el color gris de este día.
O quién sabe si la culpable fue la lluvia...
Me parece tonto entablar esta lucha entre querer y negarme
entre lógica y sentimientos
entre llorar o aguantarme...

Y afuera las gotas mojan al que camina;
alegran a los enamorados que pasean,
logran inspirar al dormido poeta
y afligen al corazón que está roto.

Yo elijo cantar.
Cantar para no ver. Y leer para no pensar.
Caminar para no caer...
pues aún sin rodar lágrimas por mis mejillas
por dentro no cesa de llover.