martes, enero 29, 2008

Voces

Me pongo pausa y las oigo.
A mis espaldas, murmurando en los pasillos
saliendo de los audífonos,
gritando desde un teclado lejano
o disfrazadas de amigos.

Voces... y más voces
se van convirtiendo en ruido y yo sólo quiero silencio.
Quiero dormir sin pensar en nada.
Escuchar un vacío en mi desvelo,
respirar la quietud de un mundo muerto,
apoyar la cabeza en una almohada blanda
para no soñar esperanzas,
sin esperar amaneceres
para no ilusionarme con lunas llenas
dormir e impregnarme de calma.

Pero ahí están.
Me gritan auxilio. Me despiertan.
Me remecen. Me sacan de mi cama.
Y debo escucharlas y darles consuelo
y debo llorar con ellas sus penas amargas.
No escuchan mi grito silente
están absortas en su mundo
nadie entiende...
nadie oye...
nadie calla.

miércoles, enero 23, 2008

Maldita sentencia

Camino. Ella me mira.
Está oscuro. Ella de lejos me mira.
Sigo moviendo mis pies uno delante del otro, andando, sin querer levantar la vista porque sé que está ahí. Ella me sigue, pero sin hacerlo.
Desisto. La miro.
Aún cuando sólo nos encontramos un par de días en el mes la espero. La espero con ansias y la odio a la vez.
Ella no se burla, ni tampoco me consuela.
Sabe que me trae recuerdos.

No hace más que acompañarme mientras camino, mientras me tiendo en la cama y enfoco a través de la ventana. Luego me mira mientras duermo.
Y sabe que cuando la miro el paladar se vuelve playa, la planta de los pies siente otra vez la arena fría y bebo un litro de recuerdos.
Miradas, risas, lágrimas, abrazos, suspiros.
No se burla de mi melancolía, ni tampoco me consuela de mis momentos perdidos.

También tú lo sabes.
En esa oportunidad, sentados en la orilla de la playa, te dije:
"hay luna llena... cada vez que la veas te acordarás de este día".
Qué mala idea, qué maldita sentencia!!
Ahora soy yo quien cada vez que hay luna llena te recuerda.

viernes, enero 18, 2008

Traté

Lloré.
Y entre la rabia buscaba un consuelo
y mi mente sólo pudo susurrar tu nombre
que llegaba entre mis recuerdos
para trastorname las entrañas
envenándome el cuerpo.

Y te llamé con mis lágrimas
pensándote en silencio
hablé con tu ausencia
mientras lloraba en tu pecho.
E imaginé que estabas conmigo
que me rodeabas con tus brazos
y que escuchabas mis rezos
callado, atento, como siempre.
Como antes.

Vacilé tanto tiempo antes de hallar la fuerza para buscarte
para gritarte que no había otra persona a quien quisiera hablarle
pero mis palabras se perdieron en el tiempo, en las ganas
pues no estabas, y aunque quise no pude encontrarte.

jueves, enero 10, 2008

Nervios

Pareciera que el dolor me dobla en dos;
por un lado me arde la cabeza
y se detiene el corazón.
Mis manos suspendidas en el aire no son capaces de aquietarse
y sólo tiemblan.
Y también me tiembla el alma
sólo por saber que voy a verte
y por última vez respirarte.
Oiré las notas de tu voz pausada
que acarician mi alegría y me endulzan la mente.
Y tomaré tus manos tibias con fuerza entre las mías,
¡sabiendo que no querré soltarlas! pero segura de no poder retenerte.
Volveré a temblar mientras se me ahoga el habla
perdida en la garganta, bañada de lágrimas silentes.
Y sé que pierdo todo, aunque ahora no tengo más que mis ganas;
se alejan tus besos de mi boca...
Ya no tiemblo, ya no sufro,
pues un muerto no puede sentir nada.