jueves, enero 10, 2008

Nervios

Pareciera que el dolor me dobla en dos;
por un lado me arde la cabeza
y se detiene el corazón.
Mis manos suspendidas en el aire no son capaces de aquietarse
y sólo tiemblan.
Y también me tiembla el alma
sólo por saber que voy a verte
y por última vez respirarte.
Oiré las notas de tu voz pausada
que acarician mi alegría y me endulzan la mente.
Y tomaré tus manos tibias con fuerza entre las mías,
¡sabiendo que no querré soltarlas! pero segura de no poder retenerte.
Volveré a temblar mientras se me ahoga el habla
perdida en la garganta, bañada de lágrimas silentes.
Y sé que pierdo todo, aunque ahora no tengo más que mis ganas;
se alejan tus besos de mi boca...
Ya no tiemblo, ya no sufro,
pues un muerto no puede sentir nada.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Si creo que así es , uno sabe que no tienen las mejores cartas , pero igual se atreve a cruzar el rió y aunque la lógica dice lo contrario uno siempre cree en las esperanzas
sigo leyendo , interesante
Checho J. FRY