domingo, mayo 26, 2013

Perder la cuenta

Me faltan dedos para contar los días,
los días que faltan para volver a verte.

Me corrijo: ¡quien sabe si tengo
la suerte de poder encontrarte!
Más bien guardo la secreta esperanza
de que si pisas esta ciudad
un travieso dedo del destino se apiade y me toque
haciéndome cruzar la misma calle que tú transitas.
Podría verte y decir que fue accidente,
también podría simular que he sido fuerte
sin dedicarte en mis minutos un solo momento.
Hasta me siento capaz de fingir que ninguna de estas noches
pensaba en ti o ansiaba tu regreso
que no soñaba con verte
que no ansiaba sonreírme
imaginando un café entre nosotros.
Mantendría la compostura
(o al menos lo intentaría)
ocultando cuánto anhelaba aquellas charlas
en que por breves instantes la conversación me regala un pretexto
para estirar mi mano y poder tocarte,
como si fuera una cosa vana,
un acto reflejo solo para enfatizar las palabras.

Pero la realidad es otra:
no estás y tus ojos cielo miran otras nubes,
lejos...
Y yo cuento los días
y rezo para que el tiempo pase de prisa
(y así perder la cuenta)
y sorprenderme al tropezar contigo.



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