Llegaste imprevisto como la lluvia en noviembre,
impregnando con tus besos un corazón marchito,
acomodando en un abrazo el esqueleto desajustado e inerte
y en un rocío de caricias diste luz a un espíritu dolido.
Preciso.
Llegaste en el momento adecuado, justo y perfecto
Después que se escondió el sol y antes del alba
Para mostrarme el contraste de las estrellas sobre el cielo negro
y enseñarme a esperar con ansias la luz de la mañana.
Fugaz.
Como un rayo de luna que se cuela entre las hojas que mueve el viento
Tal como la flor del baile que una noche abre sus pétalos por unos instantes
Diste calor a mi vida como una repentina llamarada, con tu cálido aliento.
Y agradezco al destino esta hermosa coincidencia aunque sé que no podrás quedarte.
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