Lo huelo. Inconfundible.
Y miro. El vapor danza
sobre la negra y recargada superficie de la taza.
La apoyo en los labios y bebo.
Y repito esto muchas veces hoy.
Y lo hice también ayer, y antes de ayer.
Quiero creer que el corazón late más rápido
sólo por el exceso de café.
Quiero pensar que la jaqueca
se debe al mismo motivo también...
y la angustia...
y la pena...
y el cansancio...
y el insomnio...
y las muchas vueltas en la cama
mirando por la ventana
y luego al techo,
después a la almohada.
Será todo por el café?
Quiero creerlo. Necesito creerlo.
Por ahora, para sobrevivir el día a día
me pongo de pie y voy a por otra taza.
jueves, octubre 18, 2007
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2 comentarios:
Simple y enteramente me encantó.
Muy bueno.
WR.
wilfredo.rosas@gmail.com
entrecorbatasyescotes.blogspot.com
Si así es el café, bueno , si le hubieras puesto un cigarrillo , no se , era una sugerencia , OK
sigo leyendo
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